CAPÍTULO V
Era un día viernes de Otoño y para sopesar los últimos acontecimientos decidí ponerme de acuerdo con mi madre e ir a almorzar con ella. Mis padres vivían un barrio del norte de Santiago, en la comuna de Recoleta llamado Población Lemus. Allí viví gran parte de mi infancia y mis días más alcohólicos de universidad junto a mis padres (Sandra y Marco), mis hermanos (Claudia y Raúl) y mi fallecida abuelita Rita.
Cuando éramos niños, con mi hermana sentíamos mucho temor de una casa del barrio de la que siempre se decía que era una casa del terror, dónde se torturaba personas y se decía que había muchos cuerpos enterrados en el patio de esa casa. Recuerdo que con mi hermana y algunos amigos, pasábamos corriendo delante de esta casa porque creíamos que iba a salir alguien de esa casa y nos iba a meter adentro y jamás íbamos a salir. Era común los comentarios que cuando desaparecía alguna persona del barrio, se decía que aquella persona había tocado la puerta de la “Casa de la Higuera” (así le llamábamos porque había una higuera que daba a la calle) o la habían pillado sacando higos o breas del árbol, entonces se creía que esa persona desaparecía de una manera misteriosa. Muchos años después, supimos que esa casa había sido un centro de detención ilegal de los organismos represores de la Dictadura de Pinochet.
Mi papá llevaba más de 25 años trabajando en un colegio católico que quedaba en el Barrio Bellavista; colegio en el cual cursamos todos los años de estudio mi hermana y yo ,y por supuesto mi hermano menor que aún va al colegio. Mi mamá trabajó por mucho tiempo en un humilde y pequeño colegio que estaba en los barrios más pobres que quedaban hacia el norte. La recuerdo viajando en su bicicleta y vanagloriándose que jamás le habían intentado robarla pese que en el barrio dónde ella trabajaba era extremadamente pobre, con casas de madera y cartón, y dónde en ese tiempo se estaba construyendo el alcantarillado. Realmente mi madre trabaja en un lugar muy marginal pero ella tenía razón: jamás le pasó algo malo. Como olvidar esos inviernos cuando mi papá la esperaba todo nervioso en la esquina de calle dónde vivíamos y cuando ella llegaba él la recibía con un apasionado beso que se le llegaban a salir las lagrimas... creo que las únicas veces que los vi besarse era en esa muy común (y al mismo tiempo especial) ocasión.
Mi mamá y se había retirado de la pedagogía el día que supo que mi hermano menor iba venir al mundo, dejando sólo a mi padre como proveedor de divisas al hogar pero jamás perdiendo su poderío magnánimo al interior de la casa y de las decisiones sobre sus hijos.
A las 13:30 estaba tocando el timbre de la casa de mis papás, me recibió mi mamá comentándome que Raúl tenía entrenamiento con el equipo de fútbol y que Claudia probablemente no llegaría a almorzar porque estaba muy agobiada en la universidad, no obstante me dijo mi papá iba a estar puntualmente a las dos de la tarde.
- Es increíble que el papá funcione como que si trabajase en un pueblo chico: trabaja en la mañana, viaja a almorzar a la casa y después vuelve a su trabajo, lo encuentro soberbio.- comenté.
- No sabes lo bien que le hace a tu papá y a mi que nos podamos ver y saludar a la hora de almuerzo, es una bendición que tu papá tenga ese trabajo.
- Ay mamá, el papá se tiene bien merecido su puesto como Jefe de la Unidad Pedagógica, es más debería ser el director del colegio ¿cuánto lleva allí? 25 años?
- Marquito, tu eras chiquitito cuando tu papá consiguió ese trabajo y decidimos comprar esta casa, sabes que no fue nada fácil al principio, las cosas no son como ahora, eran mucho más difíciles.
- Hola Marco!!! – me saludó mi papá entrando al living dónde conversábamos con mi mamá – Supe que estás cesante ¿qué pasó hombre? ¿reducción de personal o te mandaste una cagadita?
- Hola papá – lo saludé de beso – Todo bien, no te preocupes, bueno yo creo que fue algo injusto...
- ¿Cuéntenos poh mijo? – me dijo mi mamá – Ay, que estoy vieja!!!! estoy hablando como mi santa madre que en paz descanse.
- Bueno lo que pasó es que ayudé a un compañera de trabajo para que se fuera a ver a su hijo mientras que yo hacia su pega y mi jefe me cachó y me dijo que él estaba para solucionar eso y que yo había roto su confianza y bla bla bla...
- Bueno es un argumento significativo, a nadie, a ningún jefe, le gusta que lo pasen a llevar ¿y que vas a hacer? ¿has buscado trabajo?
- Pienso tomarme algunos días y bueno comprar el diario este domingo y buscar con calma.
- Marquito y porque no habla con su jefe para que lo acepte de nuevo – preguntó mi mamá sirviendo en la mesa un exquisito plato de carbonada.
- Guau!!!! Te pasaste mamá carbonada!!! No sabes hace cuanto tiempo que no como esto.
- Si vinieras más seguido podrías comer más seguido comida tradicional chilena
- Mamá!!! Ahora podré venir más seguido, sabes, no creo que sea justo para mi ir con la cola entre las piernas a rogar por pega
- El niño tiene razón, mejor que busque otro trabajo – comentó mi padre mientras limpiaba su boca.
- Oye, ya tengo 25 años y soy independiente eh?
- Almuerza mejor, se te va enfriar... oye te conté que con tu mamá probablemente viajemos a Cuba este verano.
- Cuba!!! Fidel!!! Playas!!! Ron!!! Que buena!!! No, no me habías contado y cómo? Oye que te ha ido bien en la pega eh!!! ¿o estás vendiendo películas pirateadas en el colegio? – Todos nos reímos
- Marquito!!! No sea así con su papá ¿le sirvo más?
- Marco, lo que pasa es que la corporación educacional sorteo unas vacaciones de una semana para dos personas entre los funcionarios que llevamos más de 20 años trabajando y la semana pasada me dijeron que yo fui uno de los beneficiados ¿qué tal Marco Mas y señora para Cuba?
- Estoy tan contenta, imagínate Marquito, Cuba, el caribe... la vamos a pasar chancho, eso si tu hermano chico está hinchando para que lo llevemos.
- Mamá estai loca, que ese se quede acá si ya es grande
- Lo mismo digo yo Marco – dijo mi papá – pero tu mamá dice porque no nos endeudamos y lo llevamos a él.
- Marco!!! – respondió mi mamá con una cara rara – dijimos que lo íbamos a conversar ok?
Seguimos conversando de temas banales, sobre la actualidad nacional, sobre algunos parientes algo lejanos, sobre el gobierno. Después de almorzar, mi padre se levanto rápidamente fue al baño a lavarse los dientes y salió disparado a su trabajo, mi madre se fue a trabajar en su nueva empresa: la confección de disfraces para niños. Yo me quedé en el living viendo televisión y dormitando...
Estaba soñando con una extraña situación en dónde la Xime era una modelo y yo un jugador de fútbol y que escapábamos de los paparazzis de la farándula y que conversábamos que no nos importaban los “dimes y diretes” de nuestra relación, pero yo estaba preocupados porque yo tenía que viajar a Europa a fichar por un gran equipo y Xime me podría poner los cuernos con algún otro colega.
- RING!!!! - sonó mi celular y desperté de una salto en sillón - Mamá que hora es? – grité
- Son las 6 de la tarde, te quedaste dormido y no quise despertarte.
- ¿Si? ¿quién es? ¿alo? ¿con quién hablo?– contesté mi teléfono con tono de somnolencia.
- Alo? Marco, eres tú
- Sí, ¿con quien hablo?
- Hola Marquito, soy la Xime
Salté nuevamente y recuperé para contestar con mi mejor voz. Me estaba llamando nada más ni nada menos que la Ximena Villar, la mijita rica de la Xime, la mujer más hermosa de la oficina y más despiadada también, pero ahora ella era mi amiga.
- Xime? Que gusto escucharte como estás? Cómo está tu hijo?.
- Estamos muy bien, oye Marco, cortito... te llamaba para que nos acompañes a tomar un trago con los chiquillos de la oficina, me harías muy feliz si vas
- MmmMm pucha aún no sé – dije con aire de interesante – mira mejor dime dónde van a estar y te aviso si voy ¿ok?
- Claro , mira vamos a estar en un bar que se llama Subterráneo en calle Orrego Luco en Providencia ¿lo ubicas?
- Si, lo ubico – jamás había escuchado de ese lugar – desde que hora hasta que hora van a estar allí?
- Desde las siete hasta no sé , hasta que se ponga aburrida la cosa
- Oka, allí estaré. Besos
- Chao.
Rápidamente, tomé una revista de modas y me fui al baño a hacer lo que hay que hacer. Mientras sentía el placer “freudiano” de una buena cagada leía la revista de modas pensando en el sueño que había tenido y la llamada de Ximena, pensé en los dos juntos, me lo imaginaba como esos típicos “rollos” de adolescente: juntos de la mano paseando por el Parque Forestal en una tarde de otoño con las hojas tapando el piso y una canción bien melosa de fondo, una canción así como “Close to You” de The Campeters (una antigua banda de los 70’s cuya máxima figura era una mujer anoréxica que al parecer murió de cáncer). Me reía de mí mismo mientras me levantaba de la taza del baño para lavarme las manos. Recordé que siempre en esta casa había un cepillo de dientes con mis iniciales escritas, busqué en el botiquín y estaba allí...
- Mamá debo irme, dame un beso, dale mis saludos a la Claudia y al “Conchito”.
- Marquito y ¿por qué no se queda a tomar once, sus hermanos deben estar por llegar?
- Es que mamá, tengo un compromiso y no quiero llegar tarde.
- Te vas a juntar con alguna amiga? Dame unos minutos y cuéntame de ella, es linda?
- Ay mamá!!! Cómo quieres que te cuente eso!!!
- Los hijos no deben tener secretos con sus madres – me decía mientras me peñiscaba las mejillas dándome muchos húmedos besos
- Pero mamá si no soy...un niño!!! – logré zafarme- Oye te llamo en la semana, créeme que estoy bien y pronto conseguiré un trabajo, saludos a los chiquillos.
Salir mi casa (perdón de la casa de mis padres) me costó más de media hora y una vez afuera caminé por mi antiguo barrio en dirección al paradero de la micro, pasé por la “Casa de la Higuera” y aun estaba maltrecha, con la pintura roída, el pasto largo y seco, sucia... pensé que probablemente estaba abonada o que sus inquilinos no eran personas muy pulcras, pero más pensé que aun sigue siendo una casa espantosa y siniestra y que probablemente los niños sigan hilvanando historias sobre esta casa.
Al llegar a mi departamento me duché con la obscena convicción de no masturbarme, no quise prender la televisión por miedo a tentarme con la película pornográfica así que puse uno de mis últimas adquisiciones musicales, adquirida antes de mi despido: un disco en vivo de la banda de punk-reagge argentino llamada Todos Tus Muertos.
Me bañé y me arreglé al ritmo de canciones como “Maté” y “El Féretro” y me emocioné muchísimo ya que me acorde de muchos carretes espectaculares en la universidad pero también me dio un poco de pena el pensar tantas borracheras y tantas oportunidades perdidas. Bueno ahora Marco Mas tenía una nueva vida, una de cesante, una vida adulta, una vida responsable. Me puse el perfume que le había gustado a Ximena y a la holandesa, también me puse la chaqueta nueva y peiné muy bien. Me miré al espejo y me di cuenta que estaba igualmente vestido a a la vez que había ido a la fiesta de la Coté, dónde estuve a punto de inscribir mi nombre en los albores de masculinidad con un espectacular trío internacional si no hubiese sido porque se me apagó la tele. Sí, con la misma ropa, parecía dibujo animado, no importaba...
Me demoré mucho para salir de mi casa, después tomé el metro para llegar a ese bar en Providencia. Tuve que preguntar si alguien conocía el bar “Subterráneo” mas sólo obtuve la información de la calle Orrego Luco, suerte que la calle era bastante corta no obstante me había bajado mal en el metro así que tuve que caminar casi diez cuadras para llegar a mi destino.
Y allí estaba, elegantemente atrasado, bien perfumado, mi pelo bien arreglado y mi chaqueta nueva, parado en frente del bar. Dudé si entrar, claro esa gente no eran amigos, es más me habían hecho la vida miserable por más de 2 años, no sabría que conversar con ellos, es más ellos siempre hablaban sólo sandeces con un casi nulo peso específico. Y si Ximena me humilla y vuelve a ser la maldita arpía que era en la oficina o esto es una emboscada y mis antiguos y torpes compañeros de trabajo me están esperando para golpearme...
Fue así que me quedé congelado a las afueras del bar sumergido en un océano de dudas, sentí un golpe en la espalda:
- Pero que bueno que viniste, hombre – era Richard, saludándome amistosamente – salí a comprar cigarros , por favor... entremos
- Oh si... es que realmente sólo paso a saludarlos porque voy por acá cerca – dije balbuceando y con un tono bastante temeroso.
Entramos al bar que estaba atiborrado de gente. Era un lugar bastante “kitch”, así como ambientado en la década de los ochenta. Se escuchaba la canción “Es por amor” del grupo argentino G.I.T., pero no era una grabación sino la música de un karaoke y de una mujer que cantaba bastante bien. Los garzones vestían pantalones amasados de colores naranjo, amarillo y rosado, usaban poleras manga larga con estampados con motivos playeros en la espalda y zapatos “Pluma” de colores lila y rosado. La paredes del local tenían afiches de programas de televisión de los ochenta como Los Bochincheros y Magnetoscopio Musical, habían algunos de películas como Indianna Jonnes y Tiburón, definitivamente era un lugar bastante especial, aunque no era mucho de mi gusto debido a que siempre he pensado que la década de los ochenta es el tiempo de la decadencia artística, cultural y social de Chile.
Siguiendo a Richard llegamos a una mesa dónde estaba José Luis y Eduardo tomando unos tragos, me saludaron muy alegremente, se notaban que habían llegado hace un tiempo y que ya iban por segundo o tercer el trago. Me dio mucha pena darme cuenta que Ximena no había venido y me sentí ridículo al pensar que ella me había invitado para estar con ella, quizás no era así. Me negué a preguntar por ella no obstante no aguanté y pregunté si ella había venido y se había ido o simplemente no llegó. En ese momento la gente empezó a aplaudir porque la mujer que cantaba en el karoke comenzó a cantar “Material Girl” de Madonna. Moviéndose muy sexy y sensual, comenzó a acercarse a nuestra mesa, allí me di cuenta que esa mujer era la Xime y me estaba cantando a mi. Entré en pánico , no sabia que hacer, me quedé nuevamente congelado, mi corazón latía a mil pulsaciones por minuto, la gente aplaudía como acompañando la canción mientras Xime me miraba y cantaba “Some boys try and some boys lie but...”, no atiné a nada... sólo a tomar un trago que estaba servido en la mesa y me lo bebí al seco. En eso terminó la canción “...Living in a material world” y en el bar todos dieron un gran ovación a la Xime quien se sentó con nosotros muy alegre saludándome de un húmedo y largo beso en la mejilla muy cerca de la boca. Allí sólo tuve una seguridad, ir por otro trago.
Antes de llegar a la barra preferí pasar al baño; la performance de Ximena me había dejado total y absolutamente loco y tenía que enfriar mi cabeza y pensar con claridad, no podría reaccionar como un adolescente de dieciséis años. Oriné y me cuestioné el no haberme masturbado, quizás eso me hubiera dejado más estable emocionalmente, me mojé la cabeza y fui a la barra a pedir un trago y justo estaba ella recibiendo un trago del barman.
- Marquito que rico verte, pucha me alegro que hayas venido – me dijo ella haciendo un salud con su trago
- Quiero un ron con cola-cola, que no sea nacional – dije en tono de galán al barman
- Mira, Emilio – me indicó al barman – es el administrador y barman de este lugar y me acaba de regalar este trago por cantar
- Tu amiga canta preciosa, le comentaba que si le interesaría montar un show para los viernes y sábados – me comentó el barman saludándome
- Oye… no es mala idea – dije
- Sólo es un hobbie – rió ella – ven vanos donde los chicos a conversar – me tomó de la mano y me llevo nuevamente con la gente.
Es divertido “re-conocer” a la gente, tengo que reconocer que la conversación con Richard, Lalo, J.L. y Ximena fue bastante amena, pasó por temas como los niños y la familia, alguna que otra anécdota de las vacaciones y mucho tiempo en hablar de lo maldito que es Claudio Jara (mi ex jefe), las malas condiciones laborales actuales y chismes de ribetes casi épicos de algunos compañero de trabajo.
- ¿Se acuerdan de la mina que cambiaba de AFP? – comentaba José Luis
- Una mijita rica de ojos claros? - preguntó Richard
- Sí, una bien rica – ratificó José Luis – con unos ojos verdes como la Scarlett Johansson en la película La Isla.
- Ya poh Passalacua – bromeó Eduardo haciendo alusión a un crítico de cine chileno.
- Buena esa minita – prosiguió José Luis – tiene agarrado como de los testículos a Calor Olivares, no si lo conocen , es uno de los jefes del área comercial, de marketing. El asunto que como saben ustedes yo a él lo conozco porque nuestros hijos van a la misma escuela de fútbol. Carlos es un tipo exitoso, con una muy linda familia (que tengo el agrado de conocer) y me da lata que lo estén acosando, ni él ni su familia se merece eso.
Una risa maquiavélica me inundó pero la reprimí. Carlos Olivares era el sujeto que yo había seguido en mi inspirada pero corta carrera de detective y podía dar fe que el sujeto no era realmente victima de la desgracia. Realmente no quise burlarme así que opté por cambiar de tema.
- Oye José Luis y que vas a hacer ahora que no tienes trabajo, has visto algo?
- Oye Marco, lo mejor que le pudo pasar a J.L. fue el despido – dijo Eduardo mientras comía un poco de maní – él estaba postulando a un trabajo en una mina hacia tiempo.
- Que bien J.L., te felicito – brindé por José Luis.
- Y bueno, esa perra – volvió sobre el tema José Luis – tiene amenazado a Carlos de que va ir con el cuento que son amantes con al señora si no le pasa plata.
- No me digas – se sorprendió la Xime
- Hay muchas mujeres así – replicó Richard con una mirada de bastante molestia de la Ximena, ya en ese momento mis ex compañeros comenzaban a aflorar los efectos del alcohol.
- ¿Y si realmente es la amante? – dije yo – Ya no serían tan perra la mina y el malo sería Olivares
- Puta que sois suspicaz huevoncito – me amenazó vulgarmente José Luis – si yo te digo que Carlos es un hombre cabal es porque lo conozco – y bebió un trago con mucha molestia
- Se me había olvidad lo ordinario y desubicado que eres – repliqué – no cachai que ese hueón es un fresco y se caga a la señora?
- Y dale que las gallinas mean, por eso no te pescábamos en la oficina...NO CACHAI QUE LA HUEONA ES UNA PERRA CULIA’A COMO CASI TODAS LAS MUJERES
- Yo me voy de acá, roto mal educado – se levantó la Xime y salió disparada de la mesa tirando 3 mil pesos a la mesa
- Xime, no te vayas!!! – tiré un par de billetes a la mesa y salí detrás de ella – espérame!!!
Al alcanzar a la Ximena le propuse que fuéramos a bailar a alguna discoteque ya que aun era temprano, a ella le gustó la idea pero me dijo que debía volver a su casa ya que la estaba esperando su hijo y ella le había dicho al niño que iba a llegar temprano. Le pregunté si andaba movilizada ya que yo podría llevar a su casa, me dijo que andaba en auto y que no me preocupara, así que nos despedimos cordialmente y Ximena entró a un estacionamiento subterráneo a buscar su auto. Yo caminé al paradero a esperar la micro ya que me di cuenta que a esa hora el metro ya no pasaba y no me alcanzaba el dinero para un taxi. Me senté a esperar la micro con cierto sentimiento de frustración, cuando sentí que me tocaron una bocina.
- Marco!!! Sube, te llevo a tu casa – era Ximena en su auto – ¿y cómo ibas a llevarme a mi casa si no andas en auto?
- Pensaba pagar un taxi, pero después me di cuenta que no tenía plata – dije subiéndome al auto rápidamente – te pasaste, gracias!! – y me abalancé sobre ella dándole un apasionado beso en la boca que ella correspondió.
Ella condujo una o dos cuadras para salir de la avenida en la que me recogió y una vez que paró el auto en una pequeña y oscura calle, comenzamos a besarnos apasionadamente si decir ninguna palabra. En cosa de segundos sentí una erección e inmediatamente comencé a acariciar sus duros y grandes senos, su aliento más alterado me hacia excitarme más y más. Su boca mezclada con un ligero aroma a alcohol le daba una suavidad especial y su lengua jugaba más que la mía al interior de mi boca. En cada beso la temperatura subía y las caricias se hacían menos respetuosas. Busqué con mis manos su entrepierna pero ella súbitamente dejó de besarme y arreglándose un poco la ropa me preguntó dónde vivía encendiendo nuevamente el auto. Intenté besarla nuevamente mas ella me hizo un sensual ademán de que no precipitara. Le dije dónde vivía y me fue a dejar a mi departamento.
Cuando llegamos me bajé del auto y apoyado en la ventanilla la invité a pasar. Ella me dijo que no podía, sacó un lápiz y anotó su número teléfono en una servilla, se acercó a la ventana del auto me agarró con sus brazos quedando la mitad de mi cuerpo dentro del auto, me besó apasionadamente y me dijo “llámame” metiendo la servilleta en el bolsillo superior de mi chaqueta.